La designación de Pavel Gordillo como interventor de YCRT generó una ola de críticas
La designación de Pavel Gordillo como interventor de YCRT revela tensiones profundas en la política de Santa Cruz y resalta las luchas internas dentro del kirchnerismo. Este movimiento, impulsado por Guillermo Franco, parece ser una estrategia para afianzar el control partidario sobre la empresa, sacrificando principios como la meritocracia y la transparencia.
El respaldo de los sindicatos a Gordillo demuestra que estos grupos buscan mantener su influencia y asegurar beneficios propios, lo cual añade más presión sobre la gestión de YCRT. Esta alianza entre ciertos sectores sindicales y políticos alimenta la percepción de que las decisiones en la empresa estatal están orientadas por intereses personales en lugar de por el bien público.
Adivinen si Pablo “Pavel” Gordillo es el nuevo interventor de YCRT del gobierno de Javier Milei? pic.twitter.com/TaS69VrO71
— Edu Gargiulo (@edugarg) October 1, 2024
Por otro lado, el gobernador Claudio Vidal ha tenido dificultades para colocar a sus aliados en cargos provinciales, lo que lo habría llevado a utilizar a YCRT como un espacio para asegurar puestos para sus seguidores. Este hecho contradice el discurso oficial del gobierno nacional sobre la necesidad de combatir la "casta" política y evitar prácticas que perpetúen la corrupción o el clientelismo.
La inacción de Jairo Guzmán, un referente clave, es otro elemento preocupante. Su aparente falta de reacción ante el nombramiento de Gordillo genera dudas sobre si ha decidido no confrontar a Vidal para proteger sus propios intereses, lo que refuerza la idea de un posible acuerdo político detrás de escena.
En este contexto, la ciudadanía de Santa Cruz queda a merced de estas maniobras, con la incertidumbre de cómo afectará la administración de YCRT a la región y a su economía.
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