Más de 2500 trabajadores enfrentan la pérdida de su estabilidad laboral, con un convenio colectivo que será mutilado para cumplir con las condiciones precarizadoras que exigen los buitres privados. Despidos, recortes y flexibilización son el precio de este atraco.

El interventor Pavel Gordillo, títere de Vidal, se dedicó a desfinanciar la extracción, paralizar la usina y dejar toneladas de carbón pudriéndose en el puerto. Todo un plan maestro para allanar el camino a la privatización.

Vidal, ese supuesto “sindicalista” del petróleo que ahora coquetea en el frente “Provincias Unidas” con otros gobernadores, se pinta de opositor pero aplaude el saqueo de Milei.

Este bloque, lejos de enfrentar al gobierno liberticida, se arrodilla ante sus políticas antiobreras y privatistas, como lo demuestran sus votos en el Congreso. Mientras, las conducciones sindicales, con ATE a la cabeza, se limitan a lamer las botas del poder, frenando cualquier atisbo de lucha y silenciando a los trabajadores.

La Junta Interna de Punta Loyola lleva meses exigiendo una asamblea en Mina 5, pero la burocracia sindical prefiere la siesta. La resistencia, entonces, queda en manos de los trabajadores. Desde Política Obrera se llama a repudiar este robo con pronunciamientos y acciones.